Los redactores freelance, así como otros trabajadores por cuenta propia, se encuentran en muchas ocasiones con la siguiente situación: su volumen de negocio les da un pequeño sueldo, pero no les permite darse de alta como autónomos. Es decir, la cuota de casi 260 euros mensuales es inasumible para la mayoría de los trabajadores freelance, lo que incluye a los redactores. Hay que facturar mucho para que el seguro de autónomo no suponga un porcentaje muy elevado del salario bruto.
Posibles opciones para los redactores freelance
Existe la opción de trabajar en negro, sin embargo, aparte de que eso es una práctica ilegal y de que el freelance se expone a ser multado, muchos clientes potenciales exigen una factura, por lo que trabajar en negro tiene el inconveniente añadido de que se pierden clientes. Esto último es tan inasumible para el redactor freelance como la cuota del seguro de autónomos.
Otra posible opción es pedirle a un amigo que esté de alta como autónomo que facture por uno. En este caso, no tendremos grandes dificultades, pues bastará con pagarle el IVA y tal vez una pequeña comisión. El problema de esta opción es que el freelance conseguirá al cliente, pero no estará dado de alta en la seguridad social, se expone a posibles sanciones y, además, no cotiza.
Otra posible opción, nada clara, consiste en facturar por un trabajo esporádico, para lo que no será necesario darse de alta. Sin embargo, esta posibilidad está disponible para personas que no superen unos ingresos mínimos, de algo más de 7.000 € anuales, en su actividad habitual. Es decir, para trabajadores por cuenta ajena que, de forma esporádica, hacen algún negocio o servicio, no constituyendo este una actividad habitual. Las personas en situación de desempleo quedan excluidas de esta opción. No obstante, existe mucha confusión al respecto, pues se habla de sentencias judiciales, de negativas de la Seguridad Social, etc.
Las cooperativas de facturación como alternativa para redactores freelance
Con el auge de los servicios freelance han aparecido las llamadas cooperativas de facturación. Estas son sociedades dadas de alta en diversas actividades económicas, relacionadas con el mundo de los servicios freelance, así como artistas diversos (músicos, bailarines, etc.). El trabajador, un redactor freelance por ejemplo, se da de alta en una de estas cooperativas y es la cooperativa la que emite sus facturas, con el NIF de la misma, dando de alta al trabajador en el Régimen General de la Seguridad Social, solo durante los días que el trabajador diga. El servicio, por supuesto, no es gratuito. De la cuantía facturada la cooperativa descuenta la seguridad social del trabajador, gastos de gestoría, una cuota mensual, el porcentaje correspondiente al impuesto de sociedades y poco más.
La cuestión es que para trabajadores que no tengan un volumen de facturación muy alto (inferior a 14.000 euros anuales, más o menos) es idóneo, pues el total a pagar por una facturación de 900 euros al mes es de alrededor de 200 €, mientras que si el redactor freelance es autónomo, solo el seguro cuesta mensualmente casi 260 €, a lo que habría que sumarle el IRPF, un 21% (en total tendría que pagar alrededor de 440 €) . Y esto sin contar que el autónomo en cuestión no tenga gastos de gestoría.
Imagen: www.modelofactura.net
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